La inmediata y arriesgada decisión de Estados Unidos de enfrentar abiertamente al Estado Islámico (EI) no debe sorprendernos, aun cuando hace solo algunas semanas Israel pulverizaba una vez más la Franja de Gaza con la autorización silente y desdeñosa de Washington y aliados, quienes precisamente firmaron una alianza para combatir a los yihadistas que anuncian terror tanto en Siria como Irak.

Es importante mencionar que la pasividad con la que estados Unidos se muestra siempre ante el abuso de Israel no es de hoy, pues es propio de la política norteamericana desde que se inició el conflicto entre esos países ya hace muchos atrás, tanto demócratas como republicanos, siempre mostraron permisividad para que las administraciones de Jerusalén atacara sin desmedros contra los palestinos.

Lo que si nos sorprende es la incoherencia con la que Estados Unidos enfrenta este problema en Oriente Medio, dado que ellos mismos son los propulsores directos de este inconveniente, al destruir el estado mediático de Irak años atrás cuando la invadieron, a propósito del infame atentado del 11 de setiembre, que recordamos con pena por estos días.

La crisis actual en que se envuelve el oriente fue promovido por un escalofriante planteamiento político militar norteamericano al fortalecer guerrillas alternas a los gobiernos de los países islámicos y provocar el caos, la anarquía y el paramilitarismo en esas naciones: no es que nunca hayan existido, sino que las fortaleció dejando a su suerte la reincorporación de la democracia luego de las abdicaciones de sus gobernantes, justo en un país donde por miles de años ha imperado el sistema religiosos étnico entre clanes que buscan devorarse unos con otros para poder gobernar.

Es más, la actual yihad que sostiene el Estado Islámico no es más que la evolución y desorden de una clase religiosa golpeada, subyugada y que encuentra la oportunidad de reforzarse por grupos terroristas divididos que andan buscando aliarse entre ellos para enfrentar a Occidente. Tal vez suene más de lo mismo, no tanto para iniciar el plan o la idea que deslizó Estados Unidos de volver a invadir esos territorios. Aunque la absurda muerte de dos colegas periodistas en video hayan sido el detonante, muchos especialistas ya se atreven a decir que hay un trasfondo mucho más recalcitrante en la actitud de Obama. Tal vez la Iglesia, quizá interés políticos económicos preponderantes en la región.

La crueldad del (EI) tanto con los que no profesan el islamismo, como con los musulmanes que no comparten su interpretación del islam ha hecho que países árabes como Jordania, Líbano, Arabia Saudita y Egipto muestren su apoyo a una coalición, sin embargo no ven con buenos ojos una invasión.

Al respecto Irán y hasta los propios aliados de Norteamérica, Alemania y Gran Bretaña han mostrado escepticismo sobre el plan bombardear e invadir el Estado Islámico.

Rusia ya adelantó que en caso se diera un bombardeo sería un acto de agresión, con lo cual lo obligaría a adoptar otra postura al respecto.

Por lo demás, es una dura prueba la que tendrá que enfrentar Estados Unidos en los siguientes días, donde se encuentra en la obligación de mostrar al mundo que es capaz de hacerlo, aun cuando sus propios aliados, incluida la OTAN no vayan a acompañarlos militarmente en esta travesía.