UNA AREPITA A LA ESPAÑOLA
Carlos León Ugarte
La última Cumbre Iberoamericana realizada en Chile nos trajo más que alternativas y propuestas de integración y desarrollo para la región, para la cual fue creada, un sinfín de situaciones anecdóticas que marcaron su punto más álgido justo en la fecha final del evento, protagonizado por el sátrapa venezolano Hugo Chávez y su homónimo español José Luis Rodríguez Zapatero junto al Rey Carlos I.
El precedente que se había dado entre la discusión de Néstor Kirchner y Tabaré Vásquez por las fábricas papeleras de la frontera, o la proposición de Evo Morales recordándole a Alan García para que negocie un TLC con Europa en bloque con todos los países de la Comunidad Andina (CAN) no fue nada en comparación con la discusión que surgió entre el presidente llanero y su par mediterráneo.
Todo comenzó cuando Chávez, caracterizado por incendiar la pradera a cuanto lugar llegue, tildó al presidente español José María Aznar de fascista, el cuál originó la inmediata reacción de Rodríguez Zapatero, quien de manera cortés agregó que podríamos encontrarnos en las antípodas ideológicas pero se debe respetar a las personas por encima de todo. Hugo Chávez comenzó a interrumpir de manera continua a éste lo que colmó las esperanzas del rey Carlos I, quien gritó “Por qué no terminas de callarte la boca”, desprendiéndose de su investidura diplomática y aristocrática. Después, el presidente Ortega, alineado a Chávez, intervino acusando indirectamente los intereses de España, lo que provocó que el Rey se levantara de su sitio y abandonara el lugar. Michelle Bachelet, anfitriona de la Cumbre corrió tras él y logró convencerlo a que vuelva después de un largo rato. Pero Chávez, no contento aún se desgañitó aduciendo que “Sí los yanquis intentan acabar con la soberanía de Bolivia infiltrándose, tronarán ametralladoras por parte del país altiplánico “ en alusión al conocido enclave militar venezolano dentro del territorio boliviano, lo que causó las palmas de Evo Morales, Ortega, Lange y Correa, el famoso grupo Bolivariano.
Sin duda una Cumbre para el olvido, con la pintoresca carátula de los presidentes que actualmente lideran el continente, un continente con millones y millones de pobres, con miles y miles de reservas y oportunidades, que están precisamente a la espera de ser pensadas, planificadas y ejecutadas en esta clase de eventos, para aminorar en algo el problema central del planeta y por ende de estos lares. Una lástima para los que aún seguimos creyendo que estos cónclaves democráticos pueden ser una alternativa y no el circo que hace tiempo comenzó a ser.
Escrito en el 2007