ESPAÑA APARTA DE MI ESTE CÁLIZ
Carlos Javier León Ugarte - Analista Internacional
El domingo 20 de noviembre el país español celebrará sus elecciones presidenciales en un marco de incertidumbre, desastre económico, y una crisis histórica con casi un total de cinco millones de desempleados en las calles. Como se sabe, estas elecciones fueron adelantadas por el presidente José Rodríguez Zapatero, al verse insostenible la situación, y sin el apoyo de nadie, incluido su propio partido el PSOE, y ante la presión mediática de toda la clase política ibérica.
Clase política que hoy, apenas a unos días de las elecciones, está en el ojo de la tormenta, y que ha sido desprestigiada y deslegitimada sostenidamente en estos últimos meses por la sociedad, las organizaciones y los activistas que tomaron protagonismos a raíz de la crisis, lo cual haría pensar que este domingo, habría más de una sorpresa en la urnas.
La carrera electoral se inició formalmente hace dos semanas de acuerdo a ley, pero en la práctica, desde que Rodríguez Zapatero mandó elecciones anticipadas hace algunos meses atrás, su compañero de partido, el político Alfredo Pérez Rubalcaba, ha ido buscando la fórmula para hacerles entender a la población española, un poco cansada y desilusionada de las promesas, sobre todo del oficialismo, de que él tiene el antídoto perfecto para superar la situación, sin claudicar ante los ideales sociales del partido obrero español, otrora perfecto partido socialdemócrata.
En la otra orilla aparece Mariano Rajoy del Partido Popular (PP), con más tiempo en la cancha electorera, ex candidato presidencial las elecciones pasadas, y líder en los sondeos más importantes del país para alzarse con la presidencia este domingo. Esto tal vez porque representa la otra alternativa al socialismo español, o porque tal vez muchos creen que es la oportunidad para que gobierne la derecha, que después de José María Aznar, no se ha mostrado, y por la cual podría resultar efectista un gobierno conservador y duro que afronte la crisis con realidad, realidad que pocos han querido aceptar hasta este momento.
Sin embargo más allá de este bipartidismo que se reparten la torta electorera en España desde que se reinstauró la democracia, y ante la aparición de los indignados M-15, colectivo de jóvenes que parte de la conceptualización de la primavera árabe y que se replanteó como alternativa en otros países europeos y hasta en Estados Unidos; aparece la plataforma “Democracia Real Ya”, agrupación que con su campaña “Anti PPSOE”, busca terminar con este bipartidismo clásico español que, según reclaman, son los culpables absolutos de la bancarrota en ese país.
Uno de los problemas principales que recogió este colectivo es la idea que propulsaron ambos partidos en la famosa Ley de Régimen de Elecciones, donde solo adquirían representatividad y participación electoral los partidos que alcancen el 0,1%.
Ellos también apuestan por las otras dos opciones, las que posiblemente sean las sorpresas este fin de semana, la de Rosita Diez con su partido Unión Progreso y Democracia (UPD), y que goza de la simpatía de nuestro nobel Mario Vargas Llosa, ha decir de su último artículo; y la de Cayo Lara, representante de la emblemática Izquierda Unida española, partido que reclama desde hace muchas lunas su gobernabilidad. Estos más la agrupación Equo, cercano al partido internacional ambientalista verde, serían las organizaciones que darían el golpe con más representantes de los que se esperan en la cámara legislativa.
¿Por qué? porque representan a una clase política virgen, inhóspita y con ideas claras sobre su ideario. No son tradicionales y el solo hecho de que pisen el Gobierno, sería una dura lección para los “políticos de marras” que gobernaron ese país los últimos 20 años. Un cambio, el cambio verdadero de erradicar lo pasado y empezar con sangre nueva es una alternativa que cada vez se escucha más desde que los jóvenes del 15-M aparecieron en las calles tomando los parques del vecindario.
Sin duda es muy remoto, pero no imposible, que alguno de estos partidos gane las elecciones, en donde la única propuesta válida es decir cómo se saldrá de la crisis.
Con 43% de jóvenes desempleados de entre 20 a 25 años, con casi un 21,8% de ciudadanos viviendo bajo el umbral de la pobreza, y con un crecimiento menor al 1% para este año, España, es tal vez uno de los pocos países, sino el único, que a pesar de la crisis económica sigue manteniendo vigorosa y saludable su democracia, y la que espera salir de la desesperación de millones de personas que se han visto en la imperativa necesidad de alquilar parte de su casa a ciudadanos hispanos o desconocidos, han cambiado sus hábitos de vida rotunda y drásticamente, y hasta han tenido que recurrir al irrisorio, pero trascendental subsidio del Estado para sobrevivir.
La Unión Europea mira de reojo y con tensa calma esta elección, considerada la última oportunidad que se le da a al euro para seguir con vida, ante la inminente agonía de una comunidad que hasta hace algunos años atrás era hegemónica y poderosa, pero que hace poco terminó aceptando que Europa se hunde entre su pobreza, sus iniquidades y malos manejos políticos, mientras que otros continentes comienzan a engordar como por default.
Publicado en el 2011